No pedí permiso y me heredé, junto a un reloj viejo que ya atesoraba antes de que se fuera, sus discos de Gardel. Cuando él canta parece que lo oigo entonarse al lado de la fragua, y puedo, pequeña, correr a que me envuelva en sus grandes manos fuertes y seguras. Hoy yo caminé orgullosa todo el día bajo su mirada sonriente, lo sé.
Mi Buenos Aires Querido - Carlos Gardel
6 comentarios:
siempre reconforta encontrar a un ser amado en situaciones como esta.
besos.
Pequeña! guapa! justo ahora vi tu commentario! no me ha llegado al correo! :(
Te dejo un beso gigantesco!
:XXXXX
La musica tiene esa gracia de teletransportarnos a lugares y momentos hermosos (y por que no decirlo, también tristes) de nuestra vida.
Y aunque no me guste el tango, bueno, debo tolerar el gusto de los otros.
Beijos.
atte:
Paz
ajajaja! Santi... gracias por caer por Wonderlands... tristes, hemrosos, alegres, todo a la vez...
Un beso amigo!
... acaricia mi ensueño...
cuando nos vemos?!
¡Hola, Ada! Muchas gracias por tu opinión sobre mis dibujos, no veas qué gusto da :) Me han parecido muy simpáticas tus vivencias con el chocolate, describiendo todas las sensaciones de tacto, gusto,… jeje no sé, no suelo leer cosas así todos los días. Los poemas son preciosos, no sé si habrás publicado algún libro con ellos ya… Algunos transmiten una serenidad, como si todo estuviera lleno de mente… :) Por ejemplo me ha gustado mucho el de “Busco los sueños de tus pestañas”.
Bueno, un beso, Ada!
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