Since I moved in here I started to build that kind of feeling that makes you belong. No es algo que sientas o no sientas, a traves de la mirada te mezclas con el espacio y con la gente en una simbiosis rítmica absolutamente necesaria, y por la que puedes trabajar. But never mind how long I've been arround, now that I'm staying I feel a stranger myself in a strange city ¿Estaré perdiendo esas habilidades?
Ayer fue un gran día, aparte el hecho de que aún no se solucionó el problema de mis goteras y de mi caldera/bomba del agua, debe ser que la magia decidió pararse y revolotear por aquí.
- Tengo misteriosamente presión de agua normal, conste sin que nadie lo haya reparado aún -mantengámoslo en secreto, así que ¡¡me puedo duchar cuando quiera con agüita caliente siii!!
- Después de presionar a las chicos durante dos semanas, haciéndoles estudiar y estudiar con una disciplina casi militar que más que favorecerles, creí les iba a traumar, sin confiar nada en sus posibilidades... tachan!!! no es que hayan mejorado algo, no, es que todos, absolutamente todos, TODOS esos alumnos de una clase en la que siempre suspendían un tipo de examen concreto preparatorio para la Universidad de Cambridge, repito: TODOS ¡lo han aprobado!
- Resulta que tengo una frutería "en el barrio". Vivo en el centro y mi tienda de la esquina viene a ser un conocido centro comercial, hecho que no me agrada particularmente. Recuerdo vivir en el barrio de emigrantes y estudiantes de aquella ciudad del Reino Unido, con mi frutería Pakistaní en la esquina, la floristería y las chariti shops en los soportales, por allí me gustaba perderme y mezclarme con la gente... el mercado internacional, que no era nada parecido a mi tienda de la esquina, era un sitio en el que sí podías encontrar esa sensación de "cercanía" (?) con no sé qué. Tengo que reconocer feeling que da lugar a al fenómeno de mezclarse con el todo que nos rodea depende mucho de nosotros, pero démonos la licencia de admitir que unos entornos ayudan más que otros... Pues resulta que tengo una frutería en "el barrio", un poquillo más abajo, donde el centro de la ciudad se pierde al otro lado de la Avenida, un poquito más abajo del Minero, al lado de la ferretería, ahí puedes encontrar la frutería. Detrás del mostrador te está el frutero. Es un hombre atractivo y jovial. Desde siempre anduvo sólo y cuando acabó el servicio militar marchó a Barcelona a vivir. Ahora regresó a esta antigua ciudad de mineros y lleva su pequeño negocio intentando ser un comerciante honrado. Ayer sonreía y mientras anudaba cuidadosamente cada verdurita en su bolsa y las pesaba, me contó los horarios de la frutería escondiendo una felicidad inmensa detrás de su cálida expresión mientras se disculpaba por cerrar por las tardes estos días. Y es que su mujer ha dado a luz y han tenido un niño. Quiere aprovechar con ellos.
- El Nene se presentó por sorpresa, fingí con desdén que no me ilusionaba, por cuestiones que no vienen al caso... pero reconoceré, aquí entre nosotros, que me hizo sentir como nena chica. Guárdenme el secreto.
- Los grandes, los grandes parecían grandes ilustrados ayer. Sé que es la fantasía de un momento puntual, pero qué bien sienta cuando le ves un fruto a tu esfuerzo.
Vale, de acuerdo, esta lista es una ñoñería, pero paso por uno de esos momentos en el que la madriguera sólo me escupe a lugares oscuros y grises donde tienes que seguir las reglas en todo momento y no hay mucho lugar para la fantasía. Parece el mundo al revés. Cada vez que veo un agujero, por allí que me meto y... vuelta a empezar: otro sitio gris. Ayer se equivocó, dejemos constancia de ello.
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