Arriba K'un, lo receptivo, la tierra
Abajo K'un, lo receptivo, la tierra
Todas las líneas que componen el signo son trazos partidos. La línea partida corresponde al principio primario umbrío, blando, receptivo del Yin. La cualidad intrínseca del signo es la entrega ferviente, su imagen es la tierra. Es la perfecta pieza complementaria de lo Creativo, su contraparte, no lo opuesto; una complementación y no una hostilización. Es la naturaleza frente al espíritu, la tierra frente al cielo, lo espacial frente a lo temporal, lo femenino maternal frente a lo masculino paternal. Empero, el fundamento de esta contraparte, aplicado a circunstancias humanas, se encuentra no sólo en las relaciones entre el hombre y la mujer, sino también entre el príncipe y el ministro o el padre y el hijo: más aún, hasta en los individuos se halla esta dualidad en la coexistencia de lo espiritual con lo sensual.
No obstante, no puede hablarse de un verdadero dualismo, pues entre ambos signos subsiste la relación de una clara jerarquía. Desde luego, lo Receptivo en sí mismo es tan importante como lo Creativo. Pero merced a la cualidad de la entrega ferviente queda señalada la posición de esta fuerza primaria frente a lo creativo: debe quedar bajo la guía de lo creativo, recibiendo su estímulo, y así su efecto será venturoso. Únicamente cuando esta fuerza sale de su posición y pretende colocarse junto a lo creativo en igualdad de condiciones, se torna maligna. Surge en este caso el antagonismo y la lucha contra lo Creativo, de consecuencias desventuradas para ambas partes.
EL DICTAMEN
Lo receptivo obra elevado éxito,
propiciante por la perseverancia de una yegua.
Cuando el noble ha de emprender algo y quiere avanzar,
se extravía; mas si va en seguimiento encuentra conducción.
Es propicio encontrar amigos al Oeste y al Sur,
Evitar los amigos al Este y al Norte.
Una tranquila perseverancia trae ventura.
Las cuatro direcciones fundamentales de lo Creativo: «Elevado éxito propiciante por la perseverancia », se encuentran también corno calificación de lo Receptivo. Sólo que la perseverancia se define aquí con mayor precisión como perseverancia de una yegua. Lo Receptivo designa la realidad espacial frente a la posibilidad espiritual de lo creativo. Cuando lo posible se vuelve real y lo espiritual se torna espacial, se trata de un acontecimiento que se produce siempre merced a un designio individual restrictivo. Esto queda indicado por el hecho de que aquí a la expresión «perseverancia» se le añade la definición más concreta «de una yegua». El caballo le corresponde a la tierra así coma el dragón al cielo: en virtud de su infatigable movimiento a través de la planicie simboliza la vasta espacialidad de la tierra. Se elige la expresión «yegua» porque en la yegua se combinan la fuerza y velocidad del caballo con la suavidad y docilidad de la vaca.
Únicamente porque está a la altura de lo que es esencial en lo Creativo puede la naturaleza realizar aquello a lo cual lo Creativo la incita. Su riqueza consiste en el hecho de alimentar a todos los seres y su grandeza en el hecho de otorgar belleza y magnificencia a todas las cosas. Da así origen a la prosperidad de todo lo viviente. Mientras que lo Creativo engendra las cosas, éstas son paridas por lo Receptivo. (1)
Traducido a circunstancias humanas, se trata de conducirse de acuerdo con la situación dada. Uno no se encuentra en posición independiente, sino que cumple las funciones auxiliares. Entonces es cuestión de rendir algo. No de tratar de conducir pues así uno sólo se extraviaría sino de dejarse conducir: en eso consiste la tarea. Si uno sabe adoptar frente al destino una actitud de entrega, encontrará con seguridad la conducción que le corresponde. El noble se deja guiar. No avanza ciegamente, sino que deduce de las circunstancias qué es lo que se espera de él, y obedece este señalamiento del destino.
Puesto que uno debe rendir algo, le hacen falta ayudantes y amigos a la hora de la labor y del esfuerzo, una vez firmemente definidas las ideas que deben convertirse en realidad. Esa época del trabajo y del esfuerzo se expresa con la mención del Oeste y del Sur. Pues el Sur y el Oeste constituyen el símbolo del sitio donde lo Receptivo trabaja para lo Creativo, como lo hace la naturaleza en el verano y en el otoño; si en ese momento no, junta uno todas sus fuerzas, no llevará a término la labor que debe realizar. Por eso, obtener amistades significa, en este caso precisamente, encontrar el rendimiento. Pero aparte del trabajo y del esfuerzo, también existe una época de planificación y ordenamiento; ésta requiere soledad. El Este simboliza el sitio donde uno recibe los mandatos de su señor y el Norte el sitio donde se rinde cuentas sobre lo realizado. Ahí es cuestión de permanecer solo y de ser objetivo. En esa hora sagrada es necesario privarse de los compañeros a fin de que los odios v favores de las partes no enturbien la pureza.
«Hay aquí una concepción parecida a la que expresa Goethe en los versos:
Contemplad pues con humilde mirada
la pieza maestra de la eterna tejedora:
como anima mil hebras una sola pisada,
las lanzaderas disparan a un lado y a otro
y las hebras fluyen encontrándose
y un solo golpe sella mil uniones;
esto no lo reunió ella mendigando,
lo ha ido maquinando desde la eternidad
a fin de que el externo gran maestro
pueda tranquilo urdir la trama. »
LA IMAGEN
El estado de la Tierra es la receptiva entrega.
Así el noble, de naturaleza amplia, sostiene al mundo externo.
Así como existe un solo Cielo, también existe una sola Tierra. Pero mientras que en el caso del cielo la duplicación del signo significa duración temporal, en el caso de la tierra equivale a la extensión espacial y a la firmeza con que ésta sostiene y mantiene todo lo que vive y actúa. Sin exclusiones, la tierra, en su ferviente entrega, sostiene el bien y el mal. Así el noble cultiva su carácter haciéndolo amplio, sólido y capaz de dar sostén de modo que pueda portar y soportar a los hombres y las cosas.
LAS DIFERENTES LINEAS
Seis en el tercer puesto significa:
Líneas ocultas; se es capaz de permanecer perseverante.
Si acaso sigues al servicio de un rey,
¡no busques obras, sino llévalas a cabo!
Si uno está libre de vanidad, podrá ocultar sus excelencias de modo que no atraigan antes de tiempo la atención pública. Así podrá madurar en silencio. Cuando las circunstancias lo requieran también podrá destacarse en la vida pública. Él no busca hechos consumados que se le acrediten como méritos; antes bien espera establecer causas activas, vale decir que da cumplimiento a sus obras de tal modo que resulten fructíferas para lo porvenir.
Ed. Sudamericana 7ma. edición
Buenos Aires 1985
Yo voy a gritarle con dulzura a los del gas aunque el frio ayuda a mantener la cabeza fría.
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